azerty2015 Posté(e) le 10 avril 2015 Signaler Posté(e) le 10 avril 2015 Bonjour, Je dois étudier le texte suivant mais j'ai du mal à comprendre certaines petites choses : Je ne vois pas bien qui dit les premières répliques ( en gras). J'ai compris le sens général du texte. Si quelqu'un pouvait m'aiguiller... Merci d'avance C'est un extrait issus d'un roman se déroulant à la fin de la seconde guerre mondiale en Espagne : (La escena se verifica en el metro. El inspector acaba de sorprender a Rosita en la trastienda del cobertizo de la tasca de la Maya con un hombre. Comprende que se prostituye pero quiere que ella se lo confiese.) Sentado frente a ella, el inspector seguía esperando una explicación satisfactoria. Ni en el huerto ni después, camino de la estación de Lesseps, a pesar de todas las amenazas, logró sacarle una palabra. Rosita lo miró entre las lágrimas: – Piense lo que quiera. Pégueme otra vez, ande. Lléveme a la cárcel, o al correccional, a mí qué. Me importa un rábano. – Luego hablaremos de eso. Con mi cuñada. – Si le dice que tengo novio, nunca más le estaré amiga. […] El inspector dijo: « ¿O prefieres hablar en la comisaría, cuando le eche la mano encima a ese mangante que dices que es tu primo? » Rosita no contestó. […]. – Antes de nada – añadió el inspector – quiero que te expliques delante de la directora. – ¿Explicar qué? – O te parto el alma, fíjate. – Ya. ¿Y qué más? – Eso de que tienes una familia. Boba. ¿Qué cuento es ése? – ¿Por qué no había de ser mi gente? ¿Y a usted qué más le da? – Y tu novio. Ese mamarracho que podría ser tu padre. ¿Qué edad crees que tiene? ¿Por qué echó a correr? – Pensó que usted venía por lo del café… – No lo creo – la miró con fijeza y agregó – Debería sacarte la verdad a trompadas. Putilla de mierda. – Ya vale, ¿no? Se agolparon de nuevo las lágrimas en sus ojos. Apoyó un pie sobre el muslo y se frotó el tobillo. Lanzó una mirada furiosa al inspector mientras con ambas manos, empleando una energía innecesaria, un amasijo de nervios y de miedo, estiraba el calcetín una y otra vez hasta casi romperlo. « Novios, sí. ¿Qué tiene de malo? », gimoteó: « Y sepa que nunca hemos tocado un céntimo de la capilla, sólo lo que es mío, propinas que me saco con la Virgen… El primo y yo juntamos nuestros ahorros. ¿Eso también está prohibido? » – Siéntate como es debido. – La directora sabe que tengo una libreta en la Caja de Ahorros – prosiguió Rosita con vehemencia –. Pregúntele. Sabe que estoy ahorrando para el día que me case… Porque yo un día me las piro, ¿sabe? ¿Qué se creía usted, que iba a quedarme de fregona toda la vida, rondando con la Moreneta de aquí para allá y aguantando esa tabarra… ? – A mí no tienes que convencerme de nada. – […] Todo eso podrás contárselo al tribunal de menores.
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